Acercar, difundir, inscribir, resistir en (y para) las artes desde regiones

Cuando se habla del vínculo entre arte y regiones, en seguida brotan ciertos problemas, como la centralización de las actividades artísticas, la carencia de recursos para proyectos culturales o un precario circuito de arte fuera de Santiago. Es indudable que la mayor parte del movimiento cultural y económico del país se concentra en la capital, sin embargo, a lo largo de nuestra historia han existido —y existen aún— espacios culturales que se imponen ante el centralismo.

Actualmente han surgido y resistido proyectos artístico-culturales fuera de la Región Metropolitana, como la galería Barrios Bajos en Chiloé, la bienal SACO de Antofagasta, e incluso algunas galerías itinerantes, como Sala de Carga, entre tantos otros. Existen, también, aquellos espacios que comenzaron a establecerse en la década del ochenta, en un contexto totalmente diferente al de hoy. Entre ellos están la sala de arte y poesía Alta Marea en el Tabo, la galería El Caballo Verde de Concepción y el Museo de Arte Moderno (MAM) de Chiloé, que son los que dan pie a esta activación.

Portada de revista Alta Marea. Arte y Conocimiento (1983)

Con un sentido multidisciplinar, la sala de arte Alta Marea estuvo situada en una de las casas más antiguas de El Tabo, en la calle Serrano #45. Fue fundada por los poetas Jaime Gómez Rogers (también conocido como Jonás) y Vania Escobar en el año 1980, en plena dictadura. Esta casona vio circular amistades, a poetas y turistas, así como también exhibió obras de artistas como José Balmes y Carolina Yrarrázabal, entre tantos otros cuyos registros hoy no tenemos.

Del proyecto de Gómez Rogers y Escobar, se originaron las Ediciones Alta Marea y la revista Alta Marea. Arte y conocimiento. Esta última contó con tres números en los que se imprimieron versos de escritores de Chile y de diferentes países latinoamericanos (Argentina, Bolivia, Perú, entre otros), y que fueron ilustrados por Ángela Pardo. El formato de la publicación fue de 25 x 18 centímetros, y cada número contuvo cerca de 24 páginas.

Página 2 de la revista Alta Marea. Arte y Conocimiento (1983)

El número que visitaremos en esta ocasión fue el segundo, publicado en el verano de 1983. En él colaboran poetas de la región, como Samuel García y Ramón Bustos, y también escritores chilenos como Rolando Cárdenas, Roberto Pohlhammer, Jorge Teillier y Eduardo Carrasco. Se incluye, además, un texto del poeta español Gustavo Adolfo Bécquer y un poema de Tao Yuanming. También integran sus páginas avisos publicitarios de empresas locales, como hoteles, inmobiliarias, una guía de profesionales y una clínica.

Forman parte de la revista dos grabados de Ángela Pardo. El primero se encuentra en la portada y muestra a una mujer sentada sobre una roca, mientras que el segundo acompaña a los textos y representa una escena en la que pequeños duendes se esconden entre plantas y hongos. Respecto a este último, no guarda una relación directa con los contenidos de los textos (es decir, no ilustran) y se muestran divididos en varios fragmentos a lo largo de toda la revista.

A diferencia de la galería Alta Marea (y aunque su nombre remite a la revista española Caballo Verde para la Poesía, fundada por Pablo Neruda), la galería El Caballo Verde se ha dedicado únicamente a las artes visuales. Fundada por Carmen Azócar, esta galería surgió en noviembre de 1985 en la ciudad de Concepción y se mantiene activa hasta el día de hoy, siendo una de las galerías con mayor antigüedad en Chile.

Portada del catálogo Santos Chávez. Xilografías (1978-1992) (1992)

En su primera exposición presentó a cuatro importantes artistas locales (Nemesio Antúnez, Gracia Barrios, Mario Carreño y Ricardo Yrarrázaval) y desde entonces se ha encargado de difundir y dar a conocer obras de reconocidos artistas chilenos y extranjeros a la comunidad penquista. Sus catálogos, así como sus invitaciones y folletos, han dejado registro de esto. 

El catálogo de la muestra “Santos Chávez. Xilografías (1978-1992)”, publicado en el verano de 1992, es un ejemplo de cómo la galería ha buscado inscribir en el horizonte local a los artistas con los que ha trabajado. 

En primer lugar, destaca por tener un diseño distintivo y reconocible, pero sencillo, que por cierto, resulta ser muy similar al de la revista Caballo Verde de Neruda. Es así como, al igual que en el resto de la folletería de la galería, destaca el verde esmeralda de la tinta sobre el fondo blanco del papel. 

Xilografía de Santos Chávez en catálogo Santos Chávez. Xilografías (1978-1992) (1992)

En segundo lugar, el catálogo es breve, y dentro de sus cuatro páginas se presenta cierta información que ayuda a conocer más del artista: un grabado y una fotografía del artista en su taller, un breve escrito de Pedro Millar y un listado de las exposiciones y premios del artista. De manera adicional, se añaden datos como los auspiciadores de la muestra, la dirección de la galería, las fechas de la exposición, entre otros. Cada uno de estos elementos (desde el tamaño del catálogo a la información que entrega) colaboran al momento de extender el trabajo del artista y la galería al público.

La elaboración y publicación de material impreso como complemento de las exposiciones, se volvió común desde la década del setenta en el panorama nacional. Estas publicaciones (en muchas ocasiones consideradas accesorias), dan la oportunidad a cada espacio exhibitivo de mostrar o contextualizar más acerca de las exposiciones, sus obras, los artistas o el proyecto. Es también el caso del siguiente documento.

La primera muestra del MAM de Chiloé fue en enero de 1989, en el Internado Campesino San Francisco de Castro. En ella participaron 80 artistas nacionales y más de 200 piezas artísticas de distintos formatos y soportes, que tuvieron por objetivo armar un panorama sobre el arte contemporáneo local.

Portada del “Boletín 1” del MAM (1989)

Durante su planificación, se estableció el primer grupo de trabajo del museo, que hoy conforma el directorio de la corporación: Coca González, Luz María Vivar, Estanislao Jorquera, Eduardo Feuerhake y Edward Rojas. Sin embargo, en el “Boletín 1”, publicado en abril de 1989 (pocos meses después de la primera muestra), se indica que Feuerhake y Rojas fueron quienes sustentaron y fueron responsables de la sociedad Museo de Arte Moderno Chiloé.

Esta publicación inauguró la edición anual de boletines, que se han dedicado —por más de tres décadas— a dejar registro del programa de cada año en el Museo. Impreso en escala de grises, el primer boletín inscribe varios datos que hoy nos ayudan a conocer más sobre el origen del MAM: un listado de las actividades que realizó hasta la fecha, los nombres de los participantes del proyecto, un registro fotográfico del edificio en el que fue montada la muestra, citas a menciones del Museo en los diarios Austral, El Llanquihue, La Época y en la revista Cosas. Asimismo, deja constancia de cada uno de los artistas y las obras participantes, además de ciertos detalles sobre el proceso de montaje y traslado de las obras. 

Registro fotográfico MAM Chiloé en “Boletín 1” (1989)

El boletín se encarga de dar a conocer el propósito del MAM, expresa la necesidad de crear nuevos espacios culturales y de reflexión en la isla de Chiloé, e indica que su creación “obedece básicamente a la falta de un espacio de este tipo en el país. Su ubicación en la isla de Chiloé responde a la urgencia de incorporar valores humanistas al acelerado proceso de desarrollo que vive esta región”. 

Sin lugar a dudas, la urgencia de construir espacios culturales que alojen las diferentes expresiones artísticas se extiende, por un lado, a lo largo del territorio chileno, y por otro, en el tiempo, hasta el día de hoy. Frente a esto, se han generado proyectos (galerías, salas de arte, centros culturales, museos) que ayudan a establecer paisajes artísticos locales y que colaboran a ampliar el arte a aquellos lugares que lo reclaman.

En este sentido, proyectos como Alta Marea, El Caballo Verde y el MAM tienen un propósito profundamente comunitario, y los documentos visitados nos permiten reconocer dichos esfuerzos: acercar, difundir, inscribir, resistir en (y para) las artes. A pesar de todas las complejidades, han impreso en sus propias tierras nuevos destinos para las artes visuales.

 

 DOCUMENTOS SELECCIONADOS: 

  1. Alta Marea. Arte y conocimiento, El Tabo, 1983. Ver documento 
  2. Galería de Arte El Caballo Verde, Santos Chávez. Xilografías (1978-1992), Concepción, verano 1992. Ver documento 
  3. Museo de Arte Moderno Chiloé, “Boletín 1”, Chiloé, abril de 1989. Ver documento 

 

Isidora Sims (editora écfrasis) & Sebastián Valenzuela-Valdivia (director y editor general écfrasis)

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