El Feminismo no es una opción política para tu tiempo libre. Una entrevista con Julieta Ojeda Marguay (Mujeres Creando)

El movimiento feminista anarquista boliviano Mujeres Creando se forma en el año 1992 en La Paz, Bolivia. Nace cuestionando a la izquierda en pleno florecimiento del neoliberalismo, que fue la responsable del éxito del capitalismo en el país, ya que permitió su ingreso y abrió los espacios para que este se instalara. Es un movimiento formado por mujeres movilizadas por la rabia y la rebeldía, que cuestionan y se preocupan por todos los temas que atraviesan la sociedad, funciona por fuera de las instituciones y son absolutamente autónomas en su composición, considerando en un mismo nivel de importancia el trabajo manual, creativo e intelectual. Entre su infinito entramado de acción cuentan con la radio Deseo y la oficina de atención legal Mujeres en busca de justicia, ambas están alojadas en La Virgen de los Deseos, la casa de Mujeres Creando desde el año 2005. Fue en esta casa, en febrero de 2018 el lugar donde se realizó esta entrevista1 a Julieta Ojeda Marguay quien es una de las integrantes más antiguas del movimiento: 25 años, de los 26 que tiene el grupo, toda una vida dedicada al feminismo concreto y estas son sus reflexiones.

 

¿Cómo entraste a Mujeres Creando? ¿Cuándo?

  Entré a la universidad el ‘91, pasaron unos meses, el primer semestre y empecé a escuchar de… bueno a ver en realidad, un panel muy bonito y muy fuera de serie que era una muñeca de varios colores, de telas, con artículos sobre las mujeres, en ese momento no entendía muy bien de qué se trataba, lo sabía muy intuitivamente y entonces, justo una amiga que yo tenía en la carrera de Sociología me dice “vamos, son las Mujeres Creando, es un grupo feminista que recién está empezando”. Me sentí inmediatamente convocada por una cosa así. Yo había entrado a Sociología porque tengo un referente muy fuerte que es mi padre, que siempre ha sido sindicalista, él era obrero y dirigente. Un tipo muy justo,  muy centrado en sus cosas y también un tipo que no era un vendido, era una persona digna. En mi casa obviamente no había una biblioteca o ese tipo de cosas, pero el periódico mi padre siempre lo leía. Eso para mí fue una motivación para aprender a leer rápido, estudiar  y estar siempre bien informada respecto a lo que sucedía en el país. Creo que esa ha sido una de mis influencias, y también el hecho de que me eduqué en un colegio particular, en un colegio pagado en el que yo era becada y  ser becada también implicaba una serie de condiciones. Yo era pobre, todas las que estaban ahí también eran de mi sector social, pero era gente que tenía dinero, o sea gente de sectores populares pero que era pujante económicamente, entonces sentía ciertas discriminaciones por los zapatos viejos que llevaba, porque mi padre era un obrero y  porque mi mamá era ama de casa.

Ese tipo de cosas me cuestionaban un montón todo el tiempo, entonces fui tomando decisiones y asumiendo mi posición de clase, mi origen, mi color de piel, mis apellidos. Ese trabajo ya lo había hecho antes de llegar a Mujeres Creando, y a qué voy: a que  buscaba un espacio donde comprometerme, donde hacer cosas porque sentía esa necesidad y Mujeres Creando me cayó como anillo al dedo. Probablemente, si Mujeres Creando no hubiera existido en ese momento, hubiese buscado otra opción, pero Mujeres Creando era mi opción porque estaba, existía y entonces me he acercado a ellas y he ido al espacio que tenían en ese tiempo. Siempre Mujeres Creando desde el principio tuvo un restaurante, un espacio abierto para las mujeres que además era un espacio autogestionado.

  

¿Ese ya era Carcajada 2? ¿O era otro?

No era la Carcajada, pero estaba en  calle San Pedro y Sucre recuerdo. Era un lugar más recóndito, no era tan accesible, pero igual se ofrecía almuerzo, se trataba de impulsar la autogestión, y entonces llegué a ese espacio y la acogida fue muy cálida. Me dieron un lugar con toda la inexperiencia que yo tenía en ese momento, era bastante precaria en los insumos que tenía para enfrentar la vida, la vida política sobre todo. Entonces llegué y me quedé haciendo lo que sabía hacer: comprometerme, entregar mi trabajo, aprender también obviamente. De principio atendía el almuerzo, ya era también una forma de vida y al mismo tiempo una militancia. A los pocos meses de conocerlas, me salí de mi casa, tenía 18 años y ellas tenían un espacio. En ese momento María (Galindo) tenía una pareja que se llamaba Julieta (Paredes) y junto con otra compañera tenían una comunidad que también era parte de la propuesta de Mujeres Creando, una comunidad urbana. Entonces yo fui a su casa y me quedé a vivir con ellas bastante tiempo. Viví por lo menos unos 10 años con Julieta y con María, hasta que ellas se separaron y luego de un tiempo yo también me fui de esa casa, por un lado, para asumir mi independencia económica y, por otro, para asumir la vida política, una opción política que era el feminismo.

 

 Hablemos sobre cómo es este feminismo ya que tú formas parte desde los inicios del movimiento. ¿Cómo ese feminismo se ha ido estructurando? ¿Cómo han sido las etapas hasta ahora que ya son 26 años de movimiento? ¿Cómo has visto tú que se ha ido transformando o cómo se ha ido formando? ¿De qué se trata este feminismo de Mujeres Creando?

En los inicios de Mujeres Creando yo escuchaba programas de radio. Había uno que lo dirigía una mujer que trabajaba con las ONG, pero su principal actividad era la radio y tenía un programa sobre género. El tema del género ya se estaba comenzando a introducir, pero desde ámbitos más estatales, gubernamentales y desde las ONG, pero era un discurso que no se había hecho público, que no se había hecho militante, comprometido, de calle. Entonces Mujeres Creando, en ese momento, cuando las compañeras me hablaban de feminismo me hablaban de un feminismo que tuviera una lectura integral de todas las opresiones, de una opresión de clase, de una opresión de raza, si se quiere, en contra del racismo, en contra de la gerontocracia, desde el anarquismo y me planteaban una lectura desde las mujeres, un proyecto político transformador y no ese de oficina, reformista, entonces para mí eso ha sido muy importante, porque yo también sentía que ese feminismo era más compatible con lo que yo estaba buscando y además con ¡mis orígenes! Yo no venía de un ámbito de intelectuales, sino venía realmente de un sector bien popular, y esos principios se mantuvieron, es decir, esos principios de alguna manera ya los habían planteado las compañeras. La autonomía respecto a los partidos políticos, respecto al Estado, respecto a las ONG, digamos que estos no regentaran sobre la construcción del movimiento, ese era un principio y eso estaba clarísimo. La heterogeneidad, constituir un grupo heterogéneo, un grupo de diferentes mujeres que además de pensarse en relación a las otras se vinculase con otros sectores sociales, con mujeres organizadas, eso siempre ha existido. Muchas veces nos hemos equivocado, por ejemplo, al inicio hemos buscado la relación con sectores ya organizados como la Federación de Amas de Casa, mujeres mineras, mujeres campesinas, pero esta relación ha sido muy infructuosa porque estas mujeres ya estaban dentro de una dinámica muy permeada de esa visión masculinista de lo que es la organización y además, siguiendo el son de lo que los hombres decían.

Nos hemos equivocado muchas veces, incluso hemos perdido el tiempo tratando de coordinar con esas organizaciones que no se planteaban la autonomía respecto a las organizaciones de los varones, entonces la heterogeneidad de alguna manera se ha ido ampliando siempre en la búsqueda de no solo ser diferentes, sino también de buscar “esa otra diferente”, no necesariamente dentro del ámbito del feminismo, sino dentro del movimiento de mujeres.

Otro aspecto también que era coherente con los espacios que proponíamos era la horizontalidad. Que no existan jerarquías entre nosotras. Obviamente hay una visibilidad en el caso de la María que es innegable, es una mujer muy visible a nivel internacional, a nivel nacional, y muchas veces le han achacado el hecho de ejercer cierto autoritarismo respecto a Mujeres Creando, pero es una mujer que se ha ganado palmo a palmo lo que es ella ahora, porque es una mujer que trabaja todo el tiempo, está comprometida, no se cansa y está en esto y está en lo otro; es una visibilidad bien merecida. Hay otras compañeras también que tienen mucha visibilidad por ejemplo el caso de la Helen (Álvarez), yo hasta cierto punto, el caso de Charo (Rosario Adrián) también, somos las más antiguas, por eso hemos hecho un trabajo -obviamente en menor medida que María-, pero eso no significa que las relaciones se hayan convertido en relaciones jerárquicas de por sí.

Luego la incorporación del trabajo manual, el trabajo intelectual, el trabajo político, el trabajo creativo, todo eso, de alguna manera, se ha convertido en una práctica, eso es real y el hecho de hablar en primera persona, de buscar un espacio de identidad, un espacio de trabajo, pero auténtico, de propias búsquedas personales, eso ha sido también muy importante. Estar en este espacio, una casa a la que hay que brindarle un trabajo manual, un trabajo doméstico, desde barrer, limpiar, hasta también construir un propio trabajo intelectual. Yo me hago cargo del alojamiento, también lo limpio, estoy pendiente de esas cosas y al mismo tiempo, desarrollo un trabajo con el aborto que es una causa que la llevo desde hace años. Al principio éramos muy pocas, éramos tres, cuatro, a veces hemos sido dos, y es un trabajo que he ido asumiendo primero muy intuitivamente.

El aborto no es un tema que no te atraviesa, a mí me ha atravesado personalmente y también colateralmente por mi mamá, por mi hermana, por mi tía. Ya son veintitantos años que voy dando asesoría a todas las mujeres que vienen acá a buscar indicaciones sobre el aborto. Recién hace cuatro años nos hemos tomado la atribución de escribir algo respecto al aborto.

Por otro lado, el trabajo callejero, la exposición pública que es parte de lo que hacemos como Mujeres Creando. Todas las compañeras que se van incorporando van también realizando ese tipo de trabajo. Eso de alguna manera, nos ha permitido esa integralidad del trabajo manual, político, creativo. Nos ha permitido mantener cierta mística dentro del movimiento porque no somos muchas, no hemos crecido mucho a nivel numérico, pero nos ha permitido mantener una coherencia y una mística de trabajo, o sea del trabajo no asalariado, del trabajo no institucionalizado, de que este espacio se mantiene, de que este espacio hay que cuidarlo, que para que vaya bien tienes que ofrecerle tu tiempo y además es voluntario. Eso ha sido bien clave porque nosotras sí hemos recibido financiamiento, para comprar esta casa, y también Mujeres en busca de justicia3 se mantiene porque no podríamos llevarlo adelante de otra manera…

 

Todos financiamientos extranjeros, y eso es muy importante también de decirlo…

 Extranjero definitivamente, pero luego la relación con ese financiamiento no es de asalariadas, nosotras no recibimos nada por el trabajo que realizamos y el trabajo que hacemos aquí es voluntario hasta cierto punto, porque también hay cooperativas de trabajo. Hemos tenido la capacidad de mantener esa mística dentro del movimiento para que haya también un nivel de compromiso porque también está la institucionalización y el convertir el feminismo en algo asalariado, luego este distorsiona y confunde el compromiso con el trabajo. No es lo mismo, creo que hasta ahora estamos manteniendo esa coherencia entre lo público y lo privado, básicamente durante toda la historia de Mujeres Creando esos principios se han mantenido. Yo lo que creo que ha cambiado en Mujeres Creando es la concreción del proyecto, la ampliación de lo que nosotras estábamos haciendo, eso es la base de lo que es Mujeres Creando. Ya no teníamos un espacio que era recóndito, escondido, donde no venía nadie.

Después tuvimos otro espacio donde sí venía más gente, donde se ha hecho más visible el centro cultural que teníamos, entonces hemos ido creciendo poco a poco. Esta casa ya tiene diez años y Mujeres Creando tiene 26. 16 años hemos estado pululando en diferentes espacios en alquiler y hace diez años hemos podido concretar esta casa. Hubo compañeras que se fueron adhiriendo a Mujeres Creando y que de alguna manera eran un insumo para concretar proyectos. La guardería, por ejemplo, o el centro infantil, existieron porque había una compañera pedagoga que fue capaz de llevar adelante un centro infantil durante 9 años con trabajo voluntario y es un trabajo que ha sido excelente, que ha sido lindo, que ha sido una experiencia muy enriquecedora para Mujeres Creando. O Helen, por ejemplo, que varias veces ha llevado adelante proyectos de periódicos para Mujeres Creando.

Hemos tenido tres periódicos: Mujer Pública, que en dos oportunidades la hemos sacado y una tercera vez la Mal Hablada y así sucesivamente, la Helen también ha ido aportando. Yo era estudiante y podía tener más tiempo para poder hacerme cargo de la casa, además siempre he desarrollado múltiples habilidades dentro de Mujeres Creando y me he ido haciendo cargo de la casa, de la autogestión. María -que al principio hacía sicología- es de alguna manera la gestora de toda la propuesta creativa, de la política simbólica de Mujeres Creando. Ella trabaja mucho eso, pero no significa que el resto de compañeras no hagamos nada, no es así, porque nosotras hemos desarrollado mucha destreza con respecto a los graffitis, elaborar graffitis y salimos, pintamos, muchas veces también han surgido ideas para algunas intervenciones callejeras.

Mujeres en busca de justicia era un espacio eternamente demandado. Nosotras mandábamos a las mujeres con otras abogadas y esas abogadas no les daban la atención que necesitaban, entonces por eso decidimos asumir el tema de una oficina denominada Mujeres en busca de justicia y en contra de la violencia machista. Luego abrimos un restaurante mucho más grande, un espacio abierto mucho tiempo, todo el día. Está también la radio4 y tenemos una escuela de autodefensa que empieza a funcionar en abril. El taller de serigrafia, la escuela de radio que está funcionando a medias, pero que ya seguramente se le va a dar una funcionalidad más adelante y el alojamiento. Por un lado hemos podido fortalecer con el tiempo la propuesta autogestionada de Mujeres Creando y por otro lado, la política simbólica de Mujeres Creando. Hemos desarrollado toda una habilidad de llevar adelante manifestaciones públicas de otra manera.

El graffiti y la acción creativa han marcado la diferencia y  nos han servido como instrumento de visibilización y de crecimiento político. Ha sido un crecimiento político muy auténtico y original. Las acciones creativas han ayudado a que el movimiento crezca y ha sido también complementado con la política concreta de Mujeres Creando, que es un trabajo que vamos realizando dentro de la casa, es el trabajo más de hormiga. Ese binomio ha ido fortaleciendo la propuesta de Mujeres Creando.

También con el tiempo, Mujeres Creando ha ido afinando las formas en las que va incorporando a otras compañeras. Al principio, venían y si había una que insistía mucho, decíamos: ya, hay que invitarla a ver películas. No teníamos los métodos claros, pero con el tiempo, el hecho de realizar encuentros cada año (diez a la fecha) en los que invitamos a nuevas mujeres, ha permitido incorporar a otras compañeras, por ejemplo, la Ale, la Zule, la Danitza, la Esther 5, todas estas son compañeras de esa generación. La Carmen 6 es de otra generación y están las compañeras más nuevitas, la Raisa, la Rubí 7 que recién se están incorporando al movimiento. Esa forma de ingreso la hemos ido afinando.

Otra cosa que ha sido súper importante es la perseverancia, que Mujeres Creando se mantenga en el tiempo y no sea un movimiento esporádico, sino que haya sido capaz de concretar y de mantenerse vivo. Que haya una vigencia y una visibilidad política de Mujeres Creando, obviamente ¡feministas! ¡mujeres! ¡anarquistas! que no están buscando el poder. Para ciertos políticos eso no significa una amenaza, pero siempre somos una piedra en el zapato y de alguna manera, creo que hemos tenido la capacidad de cuestionar, de incidir, de meternos donde no nos llaman, pero estar ahí, donde nosotras sí creemos que corresponde estar y donde mucha gente cree que nosotras no deberíamos estar, pero estamos y se están haciendo cosas efectivas.

Mujeres Creando ha llegado a ser un movimiento que es un referente en la política nacional. María es un referente, la buscan para hacer análisis político en algunos medios de comunicación, la buscan para dar charlas, conferencias, o para ir a foros donde están diez hombres y ella, entonces hay obviamente un crecimiento político dentro de Mujeres Creando.

 

Sobre esto mismo, al crear un movimiento, situándonos en la actualidad, una se encuentra con los conflictos de tiempos que tienen las personas. Van a una reunión y después no, hay una falta de compromiso que también es producto de una situación, de un contexto en el que estamos viviendo…

 A nivel personal dices…

 

 Claro. Las personas tienen ánimo, tienen ganas de hacer algo, pero después van una, dos, hasta tres veces y después desaparecen. A lo mejor, pero también me respondo de inmediato, tal vez favorecía el que ustedes eran muy jóvenes cuando se formó el movimiento, tenían esa fuerza de la juventud, ese ímpetu, las voluntades puestas en su máximo, pero también eso se mantuvo en el tiempo y ha trascendido más de dos décadas. Todo lo que has hablado tiene que ver con el “éxito” de Mujeres Creando a través del tiempo, porque todo: la autonomía, la independencia política, los lineamientos claros, el trabajo que hacen; todo va sentando las bases para que sea un trabajo fructífero en el tiempo. ¿Qué piensas de eso? De esa falta de compromiso, o por lo menos yo lo siento así en mi país, en el que todos quieren hacer algo, en el que todos reclaman algo, pero finalmente no se hace nada concreto y las personas que quieren impulsar nuevas ideas pueden contar con una cantidad de personas, pero luego se diluyen ¿cómo una podría mantenerlas con esa mística, como tú la llamaste? La mística que se mantuvo y que perseveró para que eso pudiera proliferar, porque es un trabajo de años, más encima pensando en que es un trabajo voluntario, es un trabajo de compromiso político, de una militancia en la que una toma una decisión de decir “sí, yo quiero hacer esto y esta va a ser mi lucha y voy a seguir con esto toda mi vida”, y en esa lucha se ven atravesadas por un montón de sucesos paradójicos como me decía Helen al momento de sucederle lo de su hija8. Esas cosas que van apareciendo ¿Han tenido crisis como movimiento con respecto a eso? Me refiero a que se necesita realmente una inversión de tiempo, de amor, de compromiso, de trabajo y ¿qué pasa con las mujeres, como muchas aquí, que trabajan y reciben sus sueldos fuera del movimiento y no pueden estar participando en todas las actividades?¿Cómo poder ir haciendo que confluyan esas diferencias? Porque en el fondo eso forma parte de lo heterogéneo que es el grupo.

  Voy a tratar de sacar algunos puntos, de sacar algunas cosas que creo podrían haber contribuido a esa construcción y a esa perseverancia en el tiempo, tampoco tengo la receta. Por ejemplo, creo que el hecho de que no nos haya importado ser dos -muchas veces hemos sido dos en el movimiento-, o dos y una que no trabajaba. Esa lucidez que, aunque seamos dos, apuntamos a algo que sí sirve para que crezca el movimiento. Cuando empezamos con el movimiento, el hecho ya de tener un espacio autogestionado como la Carcajada, era una lucidez. Generar un espacio diferente, no institucional, no ONG, ya era una lucidez. No tener miedo de no ser diez, de no ser veinte, sino de ser dos y realmente poder concretar cosas. Muchas veces hemos organizado con la María presentaciones de libros entre dos, ella presentaba y yo hacía la parte de propaganda, entonces ella gestionaba el lugar y yo hacía las invitaciones y sacábamos adelante una cosa así.

También el trabajo con las acciones de arte ha sido una lucidez tremenda el usar otro tipo de lenguaje. El graffiti como un instrumento de lucha ha sido muy importante y ha empezado a visibilizar el movimiento. Otro suceso importante es que nosotras, por lo menos las que hemos iniciado el movimiento, las que somos más viejas, siempre hemos vivido el feminismo como una opción política de vida y no como monjitas en un claustro que sacrifican sus vidas. El feminismo no es una opción política para tu tiempo libre. Nosotras nos hemos ido formando con esa mentalidad y hemos hecho eso dentro de Mujeres Creando.

Hay una base asentada de lo que es este movimiento y que estamos ahí en Mujeres Creando y sobre eso se sigue construyendo. De todos modos, las compañeras que van adhiriéndose al movimiento están en otra lógica todavía, yo creo que poco a poco podrían irse metiendo mucho más en el movimiento. Son compañeras que están en otra etapa, están estudiando, terminando sus estudios, buscando trabajo o formando pareja. Yo creo que es legítimo, y para ellas y nosotras son dos existencias diferentes dentro de nuestro feminismo, y no por eso una es más o menos válida que la otra. Estamos conviviendo de esa manera, también hay compañeras que se van comprometiendo mucho más, por ejemplo, la Mayra 9 que es una mujer muy comprometida con el movimiento y que reproduce esta mística.

También se trata de una madurez de Mujeres Creando, saber que no todas van a entregar en la misma medida el tiempo y el espacio. Ya nos tocó hacerlo a nosotras, creo que eso es un proceso, hay compañeras que se irán comprometiendo con Mujeres Creando, pero con el tiempo que pase en relación al proyecto político.

 

 Con todo este trabajo de años que han hecho, ¿Has visto un cambio en la sociedad boliviana? Ya me dijiste que sientes que sí ha influido el trabajo que ustedes han hecho, pero me gustaría que me hablaras sobre eso ¿Cómo has visto que esta sociedad boliviana en la que ustedes viven se ha ido transformando? ¿Se ha ido cumpliendo ese feminismo transformador que querían proponer desde un inicio? Si han visto en estos años cómo eso ha ido cambiando ¿Cómo ha influido? ¿Cómo podemos ver los resultados concretos de este feminismo en particular?

Creo que hay niveles y niveles de influencia. Uno, el ámbito de lo político. Yo creo que Mujeres Creando ha marcado una diferencia porque se ha posicionado respecto a otro ámbito de reflexión o de trabajo sobre el tema de género, que era el institucional. Mujeres Creando ha ido afirmando un tipo de organización diferente respecto a lo que ya existía desde las ONG y desde el Estado. También se ha influido en las nuevas generaciones que se han ido formando, porque Mujeres Creando y  la sociedad no se han quedado inmóviles, entonces hay cosas que van surgiendo. Mujeres Creando ha sido una escuela para muchos movimientos sociales, grupos o colectivos que se han ido formando en el tiempo. Somos un referente para el feminismo. La autonomía, la autogestión y no solo para las feministas, sino también para grupos ecologistas, movimientos emergentes. Creo que Mujeres Creando, quiera o no, es un referente para algunos movimientos maricas, de homosexuales, de mujeres, de varones. Mujeres Creando es un referente en esa emergencia de nuevos grupos organizados, de nuevos movimientos, entonces eso es un aporte importante.

Respecto a la relación más cotidiana y más concreta con las mujeres, revisemos qué hemos hecho. Al hablar de lesbianismo abiertamente y frontalmente, no solo hemos contribuido con los grupos organizados, sino también con toda una generación, por lo menos en la ciudad; no podemos hablar de lo rural porque no hemos hecho ese trabajo, pero sí hemos tenido esa capacidad de visibilizar el tema de la homosexualidad. En 1995 la María salió a la palestra pública en una entrevista de radio y en un periódico para plantear públicamente su lesbianismo. Nadie lo había hecho en este país y fue muy importante, un gran aporte para las mujeres lesbianas.

Luego, a través de recursos como el graffiti, la acción creativa, llegamos a otro conjunto de mujeres: divorciadas y madres solteras, cuestionando la paternidad irresponsable y la violencia machista de manera muy pública, muy provocativa. Haciendo público todo el trabajo que  estábamos haciendo, eso para muchas mujeres se ha convertido en un referente. Cuántas mujeres recuerdo diciendo: “De hacerte la cena, de hacerte la cama se me fueron las ganas de hacerte el amor”. A partir de ese graffiti, innumerables veces las mujeres me han dicho: “Qué grafiti más certero”, “Me he sentido identificada” o “Qué lindo grafiti”. O el “Mujer ni sumisa ni devota, te quiero libre, linda y loca”.

Obviamente nosotras no podemos medir estadísticamente qué impacto ha tenido, pero puedo ver mucha gente que se ha acercado al movimiento, para quienes de alguna manera Mujeres Creando se ha convertido en ese referente de rebeldía, de vivir de otra manera la vida como mujeres. Eso no puedo probarlo ¿no? Luego está el hecho, que me parece interesante, que Mujeres Creando se mantenga. ¿Qué es vigencia política? Vigencia política es tener la capacidad de llegar a una niña de 13 años, y eso nos sucede. Hay niñas que vienen a la casa, que nos entrevistan y dicen “¡Ay yo quería conocerlas, yo quería tocarlas!, porque ustedes son un referente”. Es importante que tengamos esa capacidad todavía, porque ya somos un movimiento viejo, y  todavía tenemos esa capacidad de ser un referente de rebeldía para una niña.

También cabe mencionar la capacidad de instalar discursos, otros discursos, en otros movimientos sociales,  grupos organizados y sectores sociales. Eso también indica que algo está pasando. La prostitución no es un trabajo porque es una situación de opresión. No estamos conformes con el incremento de tres causales sobre el aborto, sino que queremos la despenalización absoluta del aborto. No solo trabajamos con el tema legal y social sino también trabajamos con autodefensa. Creemos en la autodefensa para mujeres. Y así, sucesivamente, ir instalando otro tipo de discursos respecto a diferentes temas, sobre sexualidad, sobre violencia, de cómo vivimos la violencia las mujeres, y el ámbito de la política. También tiene importancia la construcción política que tiene que ver con la autogestión. Todo eso, de alguna manera ha ido influenciando a nuestro entorno.

Luego está la radicalidad de Mujeres Creando. Nosotras generamos eso, o negro o blanco, no es a medias. El movimiento es capaz de convocar, llenar auditorios y generar expectativas. Hace años que hacemos muchas cosas públicas, desde presentar libros, nuevas publicaciones, debates, entonces la convocatoria y la confianza también son un parámetro para Mujeres Creando. Sabiendo que somos así, que hay lesbianas, que somos radicales, que no estamos con un discurso a medias sino un discurso frontal, no estamos queriendo ser las feministas buenas. Generamos espacios de reflexión, espacios abiertos de convocatoria a lo que nosotras hacemos. Ese es el papel que cumplimos como Mujeres Creando, ser ese detonador todo el tiempo con las acciones creativas, los graffiti y los discursos. Eso somos, un detonador de la hipocresía de nuestra sociedad. Ese es nuestro papel en la sociedad paceña y ahora en la sociedad cruceña y en Bolivia en general. La Paz tiene una capacidad de ser centrífuga, lo que pasa en La Paz repercute también en otros departamentos, obviamente en menor medida, pero por eso hemos elegido La Paz y hemos elegido Santa Cruz para hacer un trabajo político. No tengo pruebas tangibles de cómo hemos influenciado en la sociedad, son solo parámetros.

 

Noto la influencia concreta en Mujeres en busca de justicia porque veo que vienen más de 30 mujeres todos los días. La cantidad de casos que atienden anualmente son alrededor de dos mil. Aquí hay un trabajo muy concreto porque son casos que se tratan, se tramitan, se resuelven. Ustedes deciden hacer un trabajo político a través de múltiples formas. En ese sentido ¿Cuál es el sitio o la importancia que le das a las acciones en la calle o al graffiti? Con las acciones creativas ustedes intervienen y denuncian directamente en la calle, se toman el espacio. Son múltiples focos los que se atacan para que esa violencia quede absolutamente expuesta y denunciada ¿Cuál es la importancia del espacio público en sus acciones?

La política concreta es muy importante respecto a tu pregunta anterior, el hecho de tener esa capacidad de responder a las mujeres de manera concreta se plasma básicamente en Mujeres en busca de justicia. Es un gran trabajo que hace la Mayra recibiendo denuncias, resolviendo esos problemas y apoyándolas. Ahora respecto a lo que me planteas, para mí ha sido fundamental la creatividad como instrumento de lucha, ha configurado la identidad de Mujeres Creando, el modo en el que se construye desde el feminismo anarquista, porque no estás buscando curules, ¡entonces qué haces! Si no queremos repetir el discurso tradicional de la marcha, de la huelga de hambre, del bloqueo -que no estamos en la capacidad de hacerlo porque siempre hemos sido pocas numéricamente-  apelamos a la creatividad y a generar nuevos instrumentos de lucha como el graffiti y la  acción callejera.

Se ha ido generando un discurso, la toma del espacio público es algo que tenemos en nuestra sociedad, porque esa toma del espacio público es lo que hacen las mujeres comerciantes, las mujeres que están sobreviviendo en las calles, que está generalizado y que para nosotras ha sido una escuela. La toma del espacio público como una zona de acción política y no en el Estado, porque somos feministas anarquistas y  no vamos a disputar en el Estado nuestro espacio. Lo disputamos en la calle, en el espacio público. El graffiti desde el principio siempre ha sido para nosotras un instrumento de lucha bastante respetado, el no ir nunca farreadas a pintar, el trabajar antes los bocetos, la seguridad, que la letra sea legible, la distribución del espacio. Todo eso para nosotras ha sido realmente un trabajo serio, porque muchas veces desde afuera se puede ver por un lado muy interesante pero por otro lado como un “qué atrevidas”. Está muy sobredimensionado el tema del graffiti, pero para nosotras es un instrumento de lucha que hay que cuidar y respetar.

La acción creativa también, en eso María ha sido la que ha contribuido de gran manera. Yo por lo menos veo o desgloso la acción creativa: primero, no es teatro; segundo, el símbolo, cómo se usa el símbolo. Ahí está uno de los elementos más importantes desde la acción, el uso del símbolo. El símbolo que es capaz de explotar un momento, un espacio, un tiempo.

Eso para mí básicamente es la acción, también escoger ese espacio y ese tiempo es también sumamente importante. No es cualquier lugar: no es lo mismo estar de monja embarazada para la llegada del papa en la Plaza Murillo que estar en la Plaza San Pedro. No es lo mismo hacerlo a medianoche que hacerlo a las diez de la mañana y el símbolo que es en ese caso, el hábito y la gestación es el detonador;  ahí está la provocación, el atrevimiento.

La acción creativa ha sido fundamental y además se ha convertido en esa manera de manifestarnos políticamente, porque tampoco hemos pretendido masificar, ni hacer marchas, ni hacer grandes manifestaciones para mostrar lo importantes que somos, sino que siempre hemos usado eso, como la otra vez 10 que teníamos los muñecos que ya habíamos usado, representando a los bebés.

Es importante manifestarse ante la coyuntura del país y tomar posición respecto a ciertas cosas, respecto a la reelección, respecto al nuevo código del sistema penal, entonces hay que manifestarse públicamente y siento que esa es nuestra manera y la siento propia. Respeto otras formas de manifestarse, pero esta es una manera muy auténtica, muy propia y muy satisfactoria para nosotras. El graffiti y la acción creativa han contribuido a que Mujeres Creando crezca y se convierta en un movimiento destacado a nivel nacional e internacional.

 

Como movimiento anarcofeminista, a lo que apela el anarquismo es a que no exista el poder, para que nadie tenga que tener el poder, porque si existe un poder siempre va a haber un opresor y un oprimido. ¿Tú crees que eso alguna vez sea posible?

Yo creo que sí es posible, estoy consciente de que nosotras trabajamos en pos de eso. Probablemente ni lo veamos y probablemente muchas de las generaciones que vienen tampoco lo vean. Es fundamental de cara a lo que estás viviendo como ser humano, como persona, como mujer. Asumir cierta responsabilidad respecto al mundo que tienes y hacer el trabajo que te corresponde obviamente es un horizonte. Mucha gente dice que es una utopía, pero aunque no lo veamos, o aunque no lo toquemos, es un trabajo que tengo que hacer, si yo quiero sentirme bien conmigo misma. Es un trabajo que tengo que hacer, independientemente de que pueda verlo o no, o de que pueda tocarlo o no. Lo que descreo es que yo lo vea, pero creo que sí es posible, que sí en algún momento será posible que lleguemos a un tiempo ideal donde vivamos de otra manera.

 

Y mientras tanto tenemos que…

Luchar

 

Claro, y estas sociedades democráticas que tienen esta democracia marcada por el neoliberalismo, el capitalismo, pero hay que seguir. En el fondo es seguir resistiendo…

Sí…

 

 Y seguir luchando y trabajando.

Exacto, es eso, resistir, trabajar.

 

¿Crees que una sociedad democrática como la nuestra, la de nuestros países, pueda ser una sociedad justa en algún momento dentro de la democracia representativa que plantea?

 No creo.

Lo que pasa es que también hay que tomar en cuenta la historia que hemos vivido. Las dictaduras han sido jodidas para nuestros países, por lo menos para Sudamérica y la conquista de la democracia es un referente, como una otra posibilidad de vivir donde hay ciertas formas de convivencia. Entonces cuando ya se empieza a vulnerar eso, toca priorizar y decir “tengo que defender esto”, o sea, esto básico que teníamos para esta construcción política hay que defenderlo. El tema que está muy cuestionado aquí en nuestro país  es la reelección de Evo, ya que él está procurando ser reelegido. Hay una ambición de poder, una prepotencia desde el poder, por lo tanto nosotras también asumimos una posición respecto a eso. Para mí la democracia liberal representativa no es el horizonte del proyecto político. Hay momentos en los que tienes que asumir posición respecto a estos temas, y las pequeñas satisfacciones que he tenido como feminista se relacionan con la construcción política.

La Zule, la Ale, la Esther, son compañeras que fundamentalmente la Helen y yo, hemos hecho trabajo político con ellas. Se han formado y son serias. Para mi esos son logros, pequeños logros, o esa niña de 13 años que te viene a decir “ay son un referente de rebeldía, yo quería conocerlas”, para mí esas son pequeñas satisfacciones de lo que en realidad estamos haciendo como movimiento. Si alborotamos a una mujer en su rebeldía, eso ya es un logro. Espero que, por ejemplo, que el taller que hemos dado esta mañana 11-yo sé que un taller no transforma las vidas-,  pueda detonar cambios. En una sola sesión no pasa nada, pero un trabajo a largo plazo, el asumir un grupo de estudios, eso sí puede generar cambios. Probablemente muchas de esas compañeras no se queden con nosotras, muchas se vayan, muchas formen otras cosas, pero de esas 25, unita se quedará con el movimiento, o unita será capaz de hacer otras cosas, como feminista o como mujer organizada, entonces eso también es una partecita de la utopía que nosotras estamos construyendo o que queremos lograr, no solo es pensar en ese horizonte.

Desde el feminismo y también desde lo que hacemos, o sea a partir de la acción política, se trata de la capacidad de responder a las problemáticas concretas que tienen las mujeres y ese pragmatismo de alguna manera también me parece importante. El tener esos pequeños logros como Mujeres Creando, es sumamente importante porque hay otros movimientos, el propio anarquismo, su horizonte es destruir el poder, aniquilar al Estado, los troskos con la toma del espacio y los marxistas leninistas con que el proletariado se apodere del Estado o tome el Estado para luego reordenar la sociedad, redistribuir la riqueza, entonces ese es el horizonte y todo el trabajo que se hace, siempre es en función de ese horizonte y me parece que a veces pierden de vista lo concreto, lo que está sucediendo. Creo que nosotras tenemos esa capacidad, que sí hablamos de transformación, de que sí hablamos de un feminismo integral que hace lectura de todas esas opresiones que se viven en la sociedad y que somos capaces de concretar, en lo pequeño, en el día a día,  y que no perdemos de vista también lo otro, que trabajamos, si se quiere, en pos de un ideal o de una ideología y de un horizonte político.

Julieta Ojeda Marguay y Maritza Farías Cerpa, La Paz, marzo de 2018. Cortesía de la autora.

 

Agradezco al movimiento Mujeres Creando por abrirme las puertas de su casa y de sus vidas, a todas las grandes mujeres que conocí y conversaron conmigo: Carmencita, Mayra, Danitza, Helen, Emi, María, Idoia, Yola, Mati, Ale, Zule y en especial, a Julieta. Esas dos semanas compartidas nutrieron mi vida de inspiración, fuerza y aprendizaje en rebeldía. Estaré siempre agradecida.

 

16 de Abril de 2020.- Cabe destacar, a modo de cierre de la presente edición (esta entrevista fue publicada por primera vez en diciembre de 2018 para Écfrasis), que la actual coyuntura sanitaria no ha paralizado las actividades de Mujeres Creando, si no que su activismo ha sido conducido en virtud de seguir luchando contra la precarización de la vida de las mujeres, cuyos cuerpos son una vez más víctima de la violencia nacionalista de Estado, que refleja una de sus peores caras en el cierre de fronteras.  En atención a 12 mujeres y cuatro niños varados en el municipio chileno de Huara, quienes no pudieron retornar a Bolivia, el colectivo anarcofeminista ha dispuesto las instalaciones de La Virgen de los Deseos en La Paz para que puedan vivir sus cuarentenas en condiciones dignas12, que el Estado chileno se niega displicentemente a ofrecer.

Es actriz, docente, creadora e investigadora teatral feminista. Actriz de la Universidad ARCIS, Magíster en Artes Escénicas por la Universidad de Sao Paulo y actualmente es candidata a Doctora en Filosofía con mención en Estética y Teoría del Arte en la Universidad de Chile. Es una de las compiladoras del libro "Poéticas del Dolor. Hacer del trabajo de muerte un trabajo de mirada" de la Editorial Oxímoron en el cual trabajó junto a Ileana Diéguez. Su trabajo conjuga la práctica escénica con la investigación teórica como campo de acción política, abarcando las relaciones entre arte, política y memoria, activismo, performance y feminismo. Dirigió la Compañía de Teatro Lucidez Infante entre los años 2005 y 2010. Es actriz de la compañía de Teatro La Niña Horrible y como creadora, sus últimos trabajos han sido la intervención en calle "Malamadre", la performance “Meta-Morfé, más allá de la forma anterior” y la intervención “Muertas”. Recientemente publicó el libro "La escena inquieta. Teatro político metropolitano en la época del sesenta" junto a las investigadoras Cristian Aravena, Patricia Artés, Catalina Devia y Brian Smith. Forma parte también, del equipo de trabajo del proyecto de nuevos medios "Re.Incorporar" que indaga en casos de femicidios no resueltos en Chile, Argentina y Bolivia. Es docente de la Escuela de Teatro de la Universidad de Valparaíso y ha trabajado en las Escuelas de Teatro de las Universidades ARCIS, Playa Ancha y en el Instituto ARCOS.

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