Genio doméstico: Chiachio & Giannone

A partir del gesto del bordado, la exposición1 Genio doméstico de Chiachio & Giannone – la primera muestra individual2 de la pareja de artistas argentinos en Chile –  re-imagina la intimidad del hogar como una fuerza en perpetua expansión. La dupla conformada por Leo Chiachio y Daniel Giannone trabaja el textil desde el año 2003, investigando de manera sostenida espacios íntimos, imaginarios disidentes de familia y modos de afectividad queer. A través de los años los artistas continúan auto-retratándose sin tregua en culturas, espacios y tiempos distantes junto a su perro Piolín. Evocando los paisajes y colores de Henri Rousseau y el trabajo textil del artista gay Feliciano Centurión, entre otrxs,  Chiachio y Giannone barroquizan la técnica del bordado conforme a una sensibilidad queer.

En Genio doméstico, una serie de materiales de uso diario reciclados o adquiridos a bajo precio como cortinas, fundas de almohadas y almohadones, sábanas y mantas sirven de soporte a su obra. Como parte de una búsqueda en torno a cómo re-imaginar y expandir los confines de lo doméstico, los artistas reutilizan materiales legados por amigos y familiares en un gesto de reciclado hogareño equivalente a aquel en que la ropa pasaba incesantemente de cuerpo en cuerpo, adquiriendo nuevas formas a partir de la corporalidad en desarrollo de hermanos, hermanas, primos y primas cercanos y lejanos. Y es justamente a partir de esos materiales reutilizados, materiales cargados de marcas e historias, que la obra de Chiachio & Giannone comienza silenciosamente a rastrear vínculos y redes afectivas de sociabilidad y pertenencia a partir de saberes domésticos.  El lugar físico en que se emplaza la muestra, antiguamente una vivienda transformada en galería de arte, constituye un espacio ideal para esta indagación.

Mientras que en la mitología romana genius loci es el espíritu protector de un lugar, representado frecuentemente bajo la forma de una serpiente, la noción de ‘genio doméstico’ puede asociarse con los lares o deidades que cuidan del hogar y la familia que lo habita. A la vez, la idea de genio evoca un don o ‘saber hacer’ vinculado a las labores domésticas que, al tiempo que propone un giro irónico a la tradicional noción de ‘genio artístico’, implica un tipo de conocimiento caracterizado por una cierta temporalidad y modos de relacionalidad; una práctica que es también una forma de vida y de entender el arte en estrecha conexión con la experiencia cotidiana. Entre estas figuras parece condensarse el impulso estético y afectivo de la obra de Chiachio & Giannone. Retomando la imagen del genius loci, cual serpientes que mudan de piel los artistas ensayan la puesta en escena de la identidad como una práctica de fluidez y devenir asentada en una transmutación constante: de una pareja de indígenas en Los herederos a palomas ausentes en Paz (homenaje a Violeta Parra), Chiachio y Giannone transitan distancias culturales y lúdicamente trazan otros lazos y linajes posibles. Así, la búsqueda de identidad parece plantearse aquí más bien en términos de un deseo de comunidad y una afectividad en perpetua expansión a partir del espacio de lo íntimo y lo doméstico.

 

Extendiendo esa afectividad, y la actitud de cuidado encarnada en la figura del genio doméstico, hacia su perro Piolín en piezas que refieren a la cultura y la iconografía gay como Bomberos, Enlazados y HeArt Breakers, la obra de Chiachio & Giannone amplía las fronteras de la intimidad queer para ensayar otros modos posibles de sociabilidad, filiación y parentesco. Los artistas retratan un universo en que, en palabras de la crítica feminista Donna Haraway, se adivinan familias queer extendidas que, posicionándose más allá de modelos de vínculos normativos, toman forma también a través de la interacción entre lo humano y lo animal. En otras palabras, el registro de la historia afectiva de los artistas se amplía aquí para pensar modos de relacionalidad interespecie, recordándonos que “no somos humanos solos sino con muchos otros” y que “las especies de todo tipo se constituyen mediante encuentros3”. En el contexto actual de cuestionamiento radical de la categoría de lo ‘humano’ y sus límites semióticos, éticos y ontológicos en el ámbito de las Humanidades, la pregunta en torno a lo viviente parece emerger con fuerza inusitada en una serie de obras artísticas latinoamericanas de la que el trabajo de Chiachio & Giannone forma parte.

La urgencia de trazar un territorio de indagación más allá de lo humano para pensar problemáticas de género y sexualidad cobra sentido en el contexto de una renovada atención a los modos en que “el estándar humano […] funciona transponiendo un particular modo de ser humano en un modelo generalizado, que es categórica y cualitativamente distinto de los otros sexualizados, racializados y naturalizados4”.

En Genio doméstico Chiachio y Giannone van, incluso, un paso más allá. Desplegando insistentemente duplas de animales que incluyen ciervos, osos pandas, pájaros, elefantes, gatos y pumas en obras como Picos gemelos (trabajo que re-interpreta técnicas de la tapicería a partir del bordado) y Pared bordada (una suerte de bestiario o Arca de Noé en clave doméstica articulada a partir de  juegos de repetición y variación formal), la muestra indaga formas de afectividad y sexualidad no humana al tiempo que sugiere lúdicamente la posibilidad de transmutación de la propia pareja de artistas en parejas de animales, ampliando y complejizando el gesto del auto-retrato desplegado con insistencia en su obra. Evocando la idea de ‘habitar la piel de otrxs’, así como la alquimia y la magia detrás de la figura de otra de las iteraciones del  genio, el ‘genio de la lámpara’, la transformación emerge en la producción de Chiachio & Giannone como un motivo desde donde reconfigurar la relacionalidad entre los cuerpos sexuados, lo femenino y lo masculino, lo humano y lo animal. En esta línea, siguiendo la pista de filiaciones comunes entre los seres vivos e indagando en el devenir de la forma, El refugio presenta una serie de animales y vegetales cuyos contornos a primera vista se confunden: es necesario afilar la mirada para detectar los modos en que lechuzas, pájaros, flores, hojas y formas de vida indeterminadas se funden con y desde el tejido.

De esta forma, la materialidad del textil emerge en la obra de Chiachio & Giannone como un espacio particularmente fértil para la reflexión en torno al cuerpo y lo viviente. El bordado, género a menudo marginado en el campo de la Historia del Arte en tanto ritual de reproducción doméstica y tradicional práctica de reclusión y subordinación femenina, se repiensa aquí atendiendo a una potente genealogía de mujeres artistas que han trabajado y re-imaginado las potencialidades de este medio. Si el bordado es por definición tautológico, en el sentido en que consiste en intervenir con hilo una superficie de tela, en la obra de Chiachio & Giannone se presenta como el medio propicio para trabajar la idea de superficie tanto material como conceptualmente. En tanto técnica que colapsa, a nivel corporal, el medio y el material del hilo, el bordado implica siempre un trabajo con la dimensión de la textura.

Así, emerge con fuerza en la producción de estos artistas la analogía entre el bordado y la piel. Esto se manifiesta tanto a partir de la metáfora de ‘habitar la piel de otrxs’ que utilizan los propios artistas para pensar su obra como a través de la atención al vestido, el maquillaje, los tatuajes y la mudanza. Como señala el crítico de arte Cuauhtémoc Medina, el bordado, con su particular capacidad de expresión de la fragilidad material y corporal, constituye en tanto superposición de tejido sobre tejido un gesto análogo a la cicatriz: “la costura, sutura, zurcido y remiendo es – por supuesto – la reparación de nuestra segunda piel cultural5”. En esta línea, es posible detectar en el despliegue de la técnica del bordado y el trabajo constante en torno a la superficie en la obra de Chiachio & Giannone un impulso de reconstrucción y reparación de lazos y redes tanto simbólicas como contingentes, así como un gesto de recuperación de la memoria y la vida social y política compartida. Esto se materializa, por ejemplo, en la obra Paz (homenaje a Violeta Parra), trabajo que, sobre la base de una arpillera intervenida y luego restaurada, condensa tanto la tradición de arpilleras chilenas como la importancia de la figura de la artista en el contexto latinoamericano.

De este modo, la familia queer primaria de Chiachio y Giannone se proyecta hacia el mundo del arte y la cultura, delineando linajes y comunidades estéticas que han impactado su obra. Las mujeres artistas y, en particular, aquellas que luego de trabajar la pintura se han abocado al textil, son protagonistas de esa familia extendida y de las constelaciones afectivas trazadas en la muestra, que en obras como Cortinas homenaje, Picos gemelos y Pared bordada recupera las potentes figuras de la artista alemana Gunta Stölzl, directora del taller textil de la Bauhaus, la artista argentina Lidy Prati y la peruana Elena Izcue, entre otras. Esta expansión obedece, según Chiachio & Giannone, al impulso de construir su ‘adn de artista’, articulando un árbol genealógico que tiene, por ejemplo, a Sonia Delaunay como abuela. La familia primaria se expande, así, alimentada por el gesto queer de re-organizar comunidades en base menos “al origen, la filiación y la genética que al destino, la afiliación y la asunción de prácticas sociales compartidas”6, conformando una constelación afectiva que demarca un linaje estético y simbólico.

Chiachio & Giannone. Cortinas Homenaje, estampado por sublimación sobre cortinas (medidas variables), 2017. Fotografía de Sebastián González, cortesía de Isabel Croxatto Galería.

¿Qué claves de lectura nos ofrece esta práctica de afinidad y parentesco afectivo para pensar la obra de estos artistas argentinos, y las redes de la que forma parte? Por lo pronto, podemos arriesgar que, para Chiachio & Giannone, exponer en un espacio implica crear puentes a través del arte. La práctica del bordado, caracterizada por su accesibilidad, su popularidad, su temporalidad extendida y su estrecha relación con lo doméstico y con códigos de socialidad femenina, emerge como fuerza generativa para la construcción de redes. Porque bordar es ensayar un lenguaje común, un lenguaje de lo doméstico repensado aquí como un espacio que puede ser, también, masculino. Y porque bordar es, para Chiachio & Giannone, delinear una hermandad, o sororidad, artística, un árbol genealógico que, nutrido por los sentidos de la vida compartida, adquiere más forma de tejido que de árbol. Un tejido en el que, siguiendo a Haraway, “resulta imposible distinguir con certeza arriba de abajo, y todo pareciera crecer hacia los lados7”, una trama en la que el flujo multidireccional de cuerpos, materiales y afectos cotidianos deja entrever la imagen siempre móvil de redes estéticas, vitales y afectivas.

 

 

Cynthia Francica es investigadora, curadora y docente de artes visuales y literatura latinoamericana. Es Doctora en Literatura Comparada por la Universidad de Texas en Austin, y posee un Magíster en Literatura Comparada otorgado por la misma universidad. Sus áreas de trabajo incluyen el feminismo y los estudios de género, los estudios queer, la teoría de afectos, los nuevos materialismos y lo post-humano en las estéticas contemporáneas.  Durante su carrera ha sido becaria de Andrew W. Mellon Foundation, Social Science Research Council y la Asociación Fulbright.

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