Dinámica de trabajo y visualidad propuesta por el Taller Gráfico UTE (1968-1973) en el período de la Reforma Universitaria en Chile

Presentación

La aproximación al Taller Gráfico de la Universidad Técnica del Estado (UTE) se origina desde el cuestionamiento del por qué este taller-imprenta se encuentra al margen de la historia del diseño en Chile. Cabe mencionar que la gran mayoría de la producción gráfica del taller fue destruida por el paso de la dictadura militar en Chile, con el propósito de “borrar” la existencia de ese período histórico en el país. En relación a lo anterior, esta investigación comprende el análisis de tres fuentes: En primera instancia se trabajó con 4 cápsulas audiovisuales institucionales 1 relacionas al taller, realizadas por el área “Cine y TV UTE” 2, identificando trabajadores, maquinaria, proceso de impresión y diseño. En segundo lugar, se examinó algunas piezas gráficas realizadas por el taller, contextualizándolas en su período histórico. Finalmente, se recogió el testimonio del equipo de diseñadores del taller, develando dinámicas de trabajo y sus inicios como espacio de producción gráfica. De esta forma, es interesante retomar la discusión asociada a espacios de compromiso político vinculados a instituciones educacionales superiores durante la época de gobierno de Salvador Allende, los cuales apoyaron la extensión universitaria y cultural de ese momento, comprendiéndolos como instancias de producción y creación visual que pueden llegar a ser un aporte a la historia de este ejercicio gráfico en el país. Se buscó poner en valor las dinámicas de creación y producción, sus antecedentes y evolución histórica, y el tipo de relaciones humanas entre en el equipo de trabajadores que conformaron el taller, información inédita hasta este momento.

 

“Vía chilena al Socialismo”

El triunfo electoral del gobierno de la Unidad Popular (UP) en 1970 permitió visualizar un paso concreto de la revolución en Chile. Se habló abiertamente de una forma inédita y democrática de acceder al poder para las fuerzas revolucionarias, de tendencia principalmente marxista, por lo que el gobierno de Salvador Allende desarrolló un programa con el objetivo de modificar la estructura social del país, lo que significó: nacionalización de las riquezas básicas nacionales; redistribución del ingreso nacional avances en la solución de problemas de vivienda y salud en la población; propuesta de la creación de una nueva Constitución y la conformación de una Asamblea del Pueblo, entre otros.

 

Es así como el proyecto de la UP, llevándose a cabo durante sus “mil días”, tuvo como uno de sus puntos más relevantes el planteamiento general sobre el área de “Cultura y Educación”, donde a ésta primera se le entendió como un medio para construir una nueva sociedad, reafirmando el ideal de un pueblo solidario, con conciencia de clase e identidad nacional. Es así como el programa de la UP señaló  que el gobierno popular se responsabilizará de “la incorporación de las masas a la actividad intelectual y artística, (…) a través de un sistema educacional radicalmente transformado” (Unidad Popular, 1970: 28) donde el Estado asignará mayores recursos económicos a las universidades, asegurando el cumplimiento de su futura estatización y democratización de funciones.

Figura 1. Portada de la “Revista de la Universidad Técnica del Estado” número 6, con fotografías del presidente Salvador Allende, Fidel Castro y del Rector UTE, Enrique Kirberg. Diseñada por Elías Greibe, impresa en el Taller Gráfico UTE. Diciembre 1971. Fuente: Archivo Patrimonial de la Universidad de Santiago de Chile.

 

Extensión más allá de los muros universitarios

Por otra parte, la crisis del sistema educacional se manifestaba mediante múltiples críticas y descontento frente al tipo de formación autoritaria, desactualizada, dependiente del extranjero y elitista que se entregaba en las instituciones de educación superior en Chile. Este ambiente, lleno de cambios estructurales a nivel país, es que se encontró inmerso el movimiento de la Reforma Universitaria, impulsada fundamentalmente por estudiantes, quienes apoyaron energéticamente sus objetivos centrales: el fortalecimiento del compromiso social de las universidades, potenciar la extensión universitaria por medio de una nutrida actividad cultural y la democratización de la toma de decisiones3. Esta demanda de modernización implicó un nuevo acercamiento a la realidad social a través de actividades elementales como la docencia, investigación y extensión universitaria. Finalmente, integraron este movimiento las ocho instituciones de educación superior a nivel nacional de la época 4, iniciando el proceso reformista gracias al hito trascendental de la ocupación de los estudiantes de la UTE de todas sus sedes universitarias en mayo de 19615.

 

En este contexto, la UTE buscó potenciar y desarrollar su extensión universitaria en las temáticas del arte, la cultura y la investigación científico-tecnológica. A partir del primer período del Rector Enrique Kirberg, en 1968, se hizo necesario el reordenamiento y nuevas formas de funcionamiento acordes a esta nueva forma de pensar la Universidad:

Las comunicaciones y la extensión universitaria (…) se encontraban diseminadas en múltiples organismos, con dependencias disimiles y contradictorias, sin claridad de fines que posibilitaran una acción coherente dirigida a cumplir objetivos significativos en el ámbito cultural y comunicacional (Navarro, 2016: 157)

 

Así,  en septiembre de 1969, la UTE contrata al escritor y académico Yerko Moretic para hacerse cargo de la incipiente Área de Extensión y Comunicaciones UTE, teniendo así la responsabilidad de coordinar una gran cantidad de actividades e instancias culturales: se crea la Editorial y la Librería UTE; se editan las publicaciones Cuadernos de la Reforma y la Revista de la Universidad Técnica del Estado, se organizan cursos de temporada y presentaciones del teatro TEKNOS, entre otros. Además se potenció espacios ya existentes como la Radio UTE y el Taller Gráfico. Sin embargo, Moretic fallece de forma inesperada en 1971, dejando su labor como director luego de dieciséis meses de trabajo, período en el cual facilitó la organización y coordinación del Área.

Figure 2. Esquema de los diferentes espacios relacionados al Área de Extensión y Comunicaciones UTE (1968-1970). Fuente: Elaboración propia.

 

Posteriormente y como resultado de la nueva estructura reformada propuesta en la UTE, y con la reelección del Rector Kirberg en el año 1969, contando con la participación de estudiantes, funcionarios y académicos, se impulsan cambios a nivel interno del plantel que profundizan y apoyan su quehacer universitario. En 1971 y gracias a la aplicación de un Nuevo Estatuto Orgánico, se crean cinco Secretarías Nacionales con el objetivo de que la actividad universitaria se conviertiese en una estructura más democrática y eficiente a nivel nacional en torno a la concreción de sus metas y lineamientos reformados. Una de ellas fue la Secretaría Nacional de Extensión y Comunicaciones, la cual contó con el trabajo previo realizado por Moretic en el Área de Extensión y Comunicaciones UTE.

 

Esta Secretaría dio luces de un nuevo concepto de extensión universitaria “arrancándola de los claustros, a los que sólo podían acceder las élites intelectuales, para llevarla al pueblo, especialmente a aquellos sectores excluidos secularmente de la cultura” (Kirberg, 1981: 82-83)

 

Es así como a través de un programa concreto a nivel país, se buscó trabajar en conjunto con todas las áreas e instancias de trabajo dependientes de esta Secretaría. No es menor comprender que, el grupo de profesionales que trabajaban en este espacio y, en otras áreas de la Universidad, se encontró caracterizado en su gran mayoría por tener un pasado ligado a las dirigencias y movilizaciones estudiantiles de la UTE en la década de los 60’s, participando activamente en el movimiento reformista, conformando así un colectivo de hombre y mujeres (todos ex estudiantes) que vivieron este proceso de cambio a través de un compromiso vital y profundo. En el caso del Departamento de Comunicaciones y sus 9 unidades especializadas de trabajo comunicacional, éstas fueron instancias autónomas pero sumamente coordinadas entre ellas, teniendo como objetivo crear, a través de diversos soportes, material de extensión que informara dentro y fuera de la Universidad sobre el movimiento de Reforma, siendo una de ellas el Taller Gráfico.

 

Figure 3. Esquema de los diferentes espacios relacionados a la Secretaría Nacional de Extensión y Comunicaciones UTE y el Departamento de Comunicaciones (1970-1973). Fuente: Elaboración propia.

Origenes, producción gráfica y estructura de trabajo del Taller Gráfico UTE

 

Dentro de la UTE y a finales de la década de los 50’s, como toda institución pública existió un espacio de reproducción de apuntes, que trabajaba en base al uso de mimeógrafos 6 y un sencillo laboratorio fotográfico. A esta central, que tuvo como objetivo la venta de documentos “mimeografiados” a estudiantes y docentes, llegó Julio Astudillo, fotógrafo contratado por la Rectoría para el cargo de relaciones públicas de las actividades de la Universidad. Astudillo se hizo cargo de ese espacio, buscando levantar un equipo de trabajo y ampliar el área, por lo que  entre los años 1956-1957, invitó a dos estudiantes provenientes de la carrera de Pedagogía en Publicidad del Instituto Pedagógico Técnico (IPT)7: Felipe Aibar y Omar Rojas. Estos dos, asimismo convocan a otro estudiante de la carrera: Elías Greibe, ex-alumno de la escuela de Arquitectura. De esta forma, los tres estudiantes, a través de una jornada de trabajo formato “práctica”, se hacen parte de la central, sin obtener retribución económica, trabajando después de clases con un horario flexible.

 

A partir de los años 1958-1959, el espacio se redefinió como una nueva sección llamada Fotografía e Imprenta, denominada “imprenta” en relación al concepto de impresión de apuntes, a pesar de no contar con equipamiento y menos con la infraestructura de una imprenta propiamente tal. Respecto este contexto, en el año 1962 Astudillo plantea la incorporación de maquinaria industrial para imprimir en grandes cantidades, dejando de lado el carácter manual de la sección de apuntes, pero asumiendo nuevos desafíos mediante la adquisición de herramientas que involucran el proceso previo y posterior a la impresión. Fue así que Rojas, criado al lado de una imprenta manual en su barrio de infancia, se transforma un personaje clave en el equipamiento de este nuevo taller, debido a su experiencia e inmersión temprana al mundo gráfico8. Ya contando con el espacio del laboratorio, era necesaria la compra de una cámara fotográfica; copiadora e insoladora de plancha; prensa; guillotina; encuadernadora; entre otras. Asimismo, se adquirió una máquina de impresión offset monocolor francesa de cuarto de Mercurio, formato clave para la producción de carteles. Gracias a la incorporación de nueva maquinaria y a la presencia de estudiantes se empieza a desarrollar más amplia y concretamente el trabajo del taller en ese tiempo.

 

En sus inicios, este espacio se orientó a la fotografía y registro, empezando a realizar primeros acercamientos a “impresiones de piezas gráficas” en la gestión de exposiciones, murales fotográficos y apoyo de actividades de difusión dentro de la UTE. A finales del año 1967, fallece Aibar producto de un problema de salud, lo cual abre la invitación a ser parte del taller a Mario Navarro Cortés, profesor normalista y recién egresado de la carrera de Pedagogía en Publicidad, Dibujo y Audiovisual del IPT, integrándose como diseñador gráfico a la imprenta, quien era cercano a Rojas y Greibe debido que al momento en que ellos estaban en su cuarto año de estudios, Navarro se encontraba en el primero. Debido a la proyección y expansión del trabajo realizado por el espacio, además de futuras obras de ampliación a realizarse en el campus de la UTE, se hizo necesario un lugar más apto para su funcionamiento, presentándose como oportunidad una propiedad de la Universidad, ubicada en la calle Fanor Velasco 38-A, frente a la sede donde funcionaba la Radio UTE en ese momento.

 

Con el proyecto de ampliación del taller, también llegaron dos prensas a color de Francia y una dobladora de papel de gran dimensión, lo que significó una problemática de espacio importante. Rojas es contratado como “jefe de operaciones” de la imprenta, quedando como director Astudillo, pero esto cambia con la llegada de Kirberg a la Rectoría de la UTE, pidiéndole la renuncia9 y convocando a Navarro para que asuma la dirección de la Imprenta. Navarro, quien ya contaba con trayectoria como profesor destacado en la Universidad, siendo parte del grupo de publicistas de la imprenta y finalmente recomendado por Moretic, postula a Rojas para el puesto debido a su nivel técnico y manejo industrial de todas las operaciones de la imprenta. Esta decisión fue aceptada por el rector ya que entendió que esa resolución era parte de los lineamientos de la Reforma, declarando honestamente, a quién le correspondía ese puesto. De igual forma Kirberg propuso a Navarro en el cargo de “jefe de producción”, responsable de la organización del equipo humano de la imprenta.

 

Con Rojas y Navarro en la dirección, se desarrolla la idea de cambiarle el nombre al espacio de trabajo, que ya no se encontraba vinculado netamente a la fotografía, denominándolo como Taller Gráfico. Igualmente, se incorporan tres estudiantes de cursos superiores de la carrera de Pedagogía en Publicidad: Pablo Carvajal, Enrique Muñoz y Ricardo Ubilla. En el año 1971, cuando empieza a regir el Nuevo Estatuto Orgánico de la UTE, Navarro es nombrado Secretario Nacional de Extensión y Comunicaciones UTE, dejando a Greibe como “jefe de producción” en relación a su trabajo y compromiso anterior con el taller, mientras que se integra un último diseñador al equipo de trabajo: Alejandro Lillo del Campo, quien en el año 1973 fue trasladado al área de Cine y TV para ejercer como director de arte del futuro canal de Televisión UTE.

 

De esta forma, este taller empieza a ser reconocido como una imprenta a nivel industrial, cumpliendo con una función relevante en el período de la Rectoría de Kirberg, la cual fue diseñar e imprimir todo el material gráfico de difusión que necesitó la UTE, a nivel nacional, para apoyar y comunicar el proceso reformista. Finalmente, la producción y dinámica normal de este taller fue interrumpida por el Golpe Militar del 11 de septiembre de 1973, al igual que la mayoría de las instancias vinculadas a la Universidad. Fue allanado por fuerzas militares el día 12 de septiembre de ese año, tras lo cual fueron destruidos los acervos de imágenes fotomecánicas y fotográficas del taller, junto a trabajos impresos de varios años de la producción permanente de la imprenta de incalculable valor histórico patrimonial. No obstante, siguió en funcionamiento hasta principios de 1980, con la mayoría del equipo de trabajadores renovado, período en que fue desmantelado con su maquinaria y laboratorios.

Figure 4. Diseñadores Taller Gráfico UTE (1970): De izquierda a derecha: Enrique Muñoz, Ricardo Ubilla, Pablo Carvajal, Mario Navarro y Carlos Acuña. Fuente: Un grito en la Pared (2009)

 

Los productos gráficos realizados en este taller-imprenta se caracterizaron por el uso de elementos visuales modernos, vinculados a las tendencias estéticas de las décadas de los 60’s y 70’s, observando en sus diseños la aplicación de collage, imágenes de alto contraste, uso de serigrafía, grabado y tipografías lineales. Todo este material, principalmente impreso y de gran calidad técnica y plástica, se logró posicionar en el imaginario colectivo de esa época de revolución y reforma mediante la creación de una visualidad propia y reconocible, gracias al trabajo colaborativo de más de 30 funcionarios, especializados en las técnicas de las artes gráficas, y el aporte profesional del equipo de publicistas UTE a través de los infinitos proyectos de comunicación visual que crearon tales como diseño de revistas, ilustraciones, impresión y diagramación de periódicos, folletos, portadas de libros, entre otros.

 

A partir de la creación de la Secretaría Nacional de Extensión y Comunicaciones y sus tres departamentos asociados, el Taller Gráfico ya no trabajaría como un ente aislado. Desde la dirección de Rojas y Navarro, se establece una serie de sistemas de administración interna, que constaba en la recepción del encargo, arribada desde el Departamento de Comunicaciones. Esta dinámica de trabajo se relacionó enormemente con la disposición espacial con que contaba el Taller Gráfico, localizado en el edificio de Fanor Velasco 38-A. Este inmueble estuvo caracterizado por dos grandes espacios: El primero, ubicado en el tercer piso, constó de un área de diseño, vinculado a la etapa de creación de las propuestas gráficas a cargo de los diseñadores. El segundo, ubicado en los dos primeros pisos del edificio, estuvo relacionado con el área de impresión gráfica a cargo de los técnicos de artes gráficas que en continua colaboración con los diseñadores, realizaron el trabajo de producción serializada. Esto permitió que las dinámicas de trabajo llevadas a cabo por los diseñadores estuviera definidas por un proceso creativo experimental, que se basaba en la conversación y colaboración fluida de todos los trabajadores, siendo capaces de ir probando y tomando decisiones en torno a lo que se quería proponer visualmente y llevarlo a cabo en el producto final. A diferencia de la “Vieja Universidad” donde reinaba el personalismo y el centralismo de tareas y logros, el cambio de mentalidad reformista se propuso transformar esa mirada a una conciencia vital del trabajo en equipo, valorando todo proceso y aporte de cada integrante, descentralizando la toma de decisiones, ganancias y responsabilidades.

 

Figure 5. Afiche conmemorativo por los ocho años del movimiento reformista UTE de 1961. Diseño Mario Navarro Cortés. Impresión Fotografía e Imprenta UTE. Fuente: Archivo Patrimonial de la Universidad de Santiago de Chile.

Palabras finales

Al pretender visualizar cómo el Taller Gráfico UTE respondió fielmente a su contexto histórico, época en donde las transformaciones estructurales planteadas por el gobierno de la Unidad Popular, tanto a nivel científico-tecnológico, político, educativo, cultural y social y gráfico, fueron desarrollándose en conjunto a nivel país, se logra dilucidar varias conclusiones.

 

La primera, vinculada a la visualidad de los diversos soportes gráficos y la experiencia de trabajo realizada en el taller, se refuerza el enfoque y misión que caracterizó a la UTE como un espacio universitario tecnológico y comprometido, sobretodo con el período de la Reforma Universitaria, permitiendo abrir discusiones sobre cómo se entendió, en ese momento, los diversos imaginarios revolucionarios presentes en Chile, la necesidad de seguir nutriendo y apoyando el debate ideológico y cómo la extensión universitaria facilitó una vinculación real con su entorno, más allá de su comunidad educativa. En concordancia a la idea de pluralismo idelógico y democracia que levantó la Reforma, se planteó colaborar con diversas personas, independiente de su sesgo o militancia política, proponiendo un panorama global que reuniera a todos. En el caso del Taller Gráfico, la mayoría de sus trabajadores no fue adherente a un partido politico, incluso algunos no siquiera eran afiliados a la UP, pero todos se consideraban “reformistas”, reafirmando su compromiso con el proceso transformador que vivió la Universidad, a través de la producción  gráfica10.

 

Lo segundo, y entendiendo que la reconstrucción de los orígenes del quehacer gráfico en Chile han sido desarrollados a través de investigaciones sobre instituciones de educación superior, netamente relacionadas con el diseño, como la instalación de carreras profesionales de esta disciplina en la Universidad de Chile, Universidad Católica y Universidad Católica de Valparaíso, gracias al movimiento de la Reforma Universitaria11, se deja de lado espacios educativos que no tuvieron una carrera de diseño propiamente tal, como el IPT con la carrera de Pedagogía en Publicidad, Dibujo y Audiovisual12.  Esto tiene gran relevancia ya que esta carrera aportó una gran cantidad de profesionales, ex estudiantes, que de una manera u otra participaron en el movimiento de reforma de la UTE y que después se transformaron en parte vital de la puesta en marcha de esta “Nueva Universidad”, ocupando cargos directivos o profesionales en distintas áreas dependientes de la Secretaría Nacional de Extensión y Comunicaciones, incluyendo el Taller Gráfico UTE.

 

Finalmente, y a contrapelo de la forma de escribir o hacer historia que, generalmente se encuentra relacionada con atribuir grandes ideas y responsabilidades a ciertos protagonistas de estas, lo cual no es coherente con los ideales planteados en la Reforma Universitaria, donde las transformaciones más que ser lideradas por individuos iluminados fueron el resultado de la efervescencia de esa época con una visión y trabajo en conjunto desde las distintas áreas, se hace necesario declarar que el Taller Gráfico UTE no debe ser planteado como un espacio ajeno y protagonista de ese tiempo, sino todo lo contrario. Corresponde enunciarlo como un espacio gráfico comprometido y coherente con todo lo que estaba sucediendo en la Universidad y en el país, teniendo como metodología de trabajo el interactuar de forma horizontal con las demás áreas de la Secretaría Nacional de Extensión.

 

Es de suma relevancia entender lo anterior ya que en palabras de Navarro, el Taller Gráfico UTE, gracias a su forma de organización y al ser históricamente uno de los primeros espacios de extensión vinculados con la comunicación, al igual de estar a cargo de profesionales inundados por los lineamientos de la Reforma Universitaria, es que empiezan a aparecer diversas instancias de trabajo, las cuales serían posteriormente, todas las áreas del Departamento de Comunicaciones, basadas en el espíritu reformista del Taller Gráfico UTE: dinámicas de pensamiento democrático, modernizante y comprometido socialmente con la comunidad universitaria.

 

Referencias bibliográficas

Álvarez, P.; Morales, G. (2015). “Los inicios de la enseñanza profesional del diseño en Chile”. Revista Diseña, 9, Santiago, 61-65.

Balmaceda, F. (1972). Compromiso con Chile [Cápsula]

Cine y TV UTE (1970). Registro Taller Gráfico [Cápsula]

Cine y TV UTE (1974). Taller Gráfico UTE [Cápsula]

Freire, A. (1974). Un Puente Invisible [Cápsula]

Kirberg, E. (1981). Los Nuevos Profesionales: Educación Universitaria de Trabajadores, Chile: UTE., 1968-1973. México: Ediciones Universidad de Guadalajara.

Navarro, M. (2015). Entrevista personal, (realizada por D. Salinas y R. Torres) 25-11-15.

Navarro, M. (2016). “Más allá de los muros universitarios: Extensión y comunicaciones UTE”. En: LA UTE VIVE: Memorias y testimonios de la reforma universitaria en la Universidad Técnica del Estado. Chile 1961/1973. Santiago: Ediciones de la Corporación Cultural Universidad de Santiago: 157-279.

Rojas, O. (2015). Entrevista personal (realizada por D. Salinas y R. Torres) 03-12-15.

Unidad Popular (1970). Programa Básico de Gobierno de la Unidad Popular. Candidatura Presidencial de Salvador Allende. Santiago: Instituto Geográfico Militar.

 

* Este artículo fue publicado en Back to the future. The future in the past : ICDHS 10th+1 Barcelona 2018: conference proceedings book / Oriol Moret (ed. lit.), 2018, ISBN 9788491681717, págs. 269-273 además de ser el resultado de la investigación de pregrado de la autora (2017) y financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, (FONDART), Línea de Investigación, Convocatoria 2018, folio nº440902

Diseñadora gráfica y diplomada en “Memorias, Movimientos Sociales y Producción artístico-cultural en Chile y el Cono Sur" de la Universidad de Chile. Facilitadora con perspectiva de género por el Observatorio Contra el Acoso Chile (OCAC). Ha participado en proyectos e investigaciones en el ámbito de la memoria y patrimonio visual de Chile. Ha contado con el apoyo del Fondo del Libro (2020) y se ha adjudicado el respaldo de diversos proyectos FONDART como investigadora responsable (2018) y co-ejecutora (2017, 2019 y 2020). Ha ejercido docencia en los ramos de historia, teoría del diseño y metodología de la investigación en la Universidad de Chile y la Universidad Diego Portales. Directora de Contenido del Encuentro Nacional de Escuelas de Diseño (ENEDI) en sus versiones 2017 y 2019, además de ser parte del equipo organizador en su versión 2014, estando a cargo de la “Publicación ENEDI” (2014). Co-editora de las publicaciones "(RE)CONOCERNOS: ENEDI 2017" (2018) y “Encuentros Territoriales: ENEDI 2019” (2021). Además es co-autora del libro "Bitácora de trabajo: Metodologías visuales participativas en los Encuentros Territoriales: ENEDI 2019" (2021) y autora del libro “Revolución de los papeles. Producción editorial, imaginarios visuales y Reforma Universitaria en el Taller Gráfico UTE”(2021). Actualmente es parte del colectivo Agua en las Grietas, el cual se enfoca en la investigación y docencia en torno a metodologías visuales colaborativas afectivas.

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