Cuerpos Desarraigados

El 18 de noviembre del 2021 se inauguró la exposición bipersonal de las artistas Paula Martínez Montt y Milena Moena Moreno en el Espacio Ailanto, un lugar de creación auto gestionado emplazado en pleno Barrio Yungay, y que se mantuvo abierta hasta el 28 de noviembre para continuar su itinerancia en la Región del Biobío. Cargada de símbolos, acciones y experiencias, Cuerpos Desarraigados continúa este recorrido actualmente –y hasta el 25 de febrero del 2022– en el Centro Cultural de Hualpén.

El motivo de la exposición surgió como diálogo y compatibilidad entre las artistas durante el 2021, cuando Milena invita a Paula a exponer conjuntamente obras que las artistas realizaron de forma independiente, pero bajo un alero contextual y conceptual que hoy las reúne. La artista y crítica de arte Fernanda Yévenes, quien participó como gestora y escritora del texto para el catálogo que registra las obras presentes en la exposición, permitiendo que Espacio Ailanto fuera el lugar donde se concretaría la primera exposición de las artistas en conjunto.

El cuerpo y el territorio son dos grandes ejes que trascienden la producción y reflexión de las obras presentes en esta muestra. Tras un largo trabajo de investigación, decantación de las experiencias y búsqueda de la materialidad y las técnicas que mejor pudieran expresar aquello que las artistas desean entregar. El territorio y el cuerpo se convierten en los campos de disputa donde la creación y la estética es problematizada, visible y cuestionada a través de diversos ejercicios de reflexión y puesta en escena de las formas en las que confluyen sus ideas y percepciones.

El cuerpo y el territorio han sido a lo largo de la historia los más potentes espacios de disputa por los recursos y la propiedad, así, Cuerpos Desarraigados se plantea como un ejercicio de constante reflexión sobre los mecanismos que profesan una identidad común, neutra e insípida, ante una identidad alienada por el progreso, el capital, el consumo y la extracción. El desarraigo constante al que es sometido el cuerpo y los territorios que se van construyendo alrededor nuestro y con nosotros, es parte de los cuestionamientos de Milena y Paula al momento de concebir sus obras, y por ello, la resistencia a través del arte se vuelve un ejercicio inherente al vivir. Proponiendo que el ideal sería identificarlos para desarraigar el capital del cuerpo y del territorio.

Mediante acciones de arte y performances en Santiago y Hualpén, cada artista realizó de forma independiente, obras que emergen desde y a través del espacio público, interviniendo o usándolo como espacio de visibilización de un problema que, a la larga, no solo afecta nuestros cuerpos, sino todo el espacio que hoy habitamos. Así, cuando Milena interviene el espacio público pegando en paredes y monumentos su obra El Cuerpo Al Servicio De El Capital, busca interpelar al espectador cuestionando los métodos en los que, en espacios como los interpelados, se han vinculado con el cuerpo, el territorio propio y las estructuras de poder imperantes aún en nuestra sociedad. Aquellas obras que fueron realizadas en marchas, acciones o intervenciones dentro del espacio público, pueden ser comprendidas bajo la premisa del Artivismo, esto debido al enfoque interpelativo, crítico y movilizante que las obras que conforman Cuerpos Desarraigados, llevan en sí mismas.

En este sentido, Territorio Ausente obra de Paula Martínez y parte de la exposición, emerge a partir de la experiencia en un encuentro masivo a las afueras de un Sename de Talcahuano. Lo que fuera una sábana, llevó a la artista a reflexionar detenidamente sobre cómo termina por constituirse una bandera. Por ello, el elemento principal de la acción es lo realizado en torno a ella, pero aquí, la obra no es solo la acción registrada, sino también la producción audiovisual que emerge desde ella, y los escollos que enfrentó su realización y que llevó a cambiar elementos simbólicos importantes.

La acción comienza con dos personas identificadas con overoles y capuchas negras, una de ellas sostiene un casco de yeso en su mano, y la otra una bandera atada a un mástil. En esta obra Paula busca interpelar al espectador a través de los elementos utilizados, tal la vestimenta y la reiteración. Así, en la performance y el registro audiovisual confluyen las reflexiones, a modo de alegoría, del esfuerzo inútil, de la repetición incansable que nos mantiene en la vigilia permanente del éxito, del agobio, del progreso, del desarraigo de todo aquello que alguna vez pudimos sentir propio. El ritmo del registro, la acción y sus elementos nos remiten a la resistencia de una energía frenética en el que uno se identifica y se halla inmerso en el frenesí. Aquí, Paula reflexiona cómo a través del ejercicio de la vida, esa retribución que promete el progreso y cuán conforme nos vamos agotando; aquello que esperamos jamás llega, y así permanecemos en el círculo vicioso de la vida sumergida en la clave del progreso.

No es en esta ocasión donde nos detendremos a analizar cada una de las obras aquí presentadas, sin embargo, es pertinente destacar cómo entre las obras, se plantea un cuestionamiento incisivo de las prácticas extractivistas que tanto el Estado y la hegemonía gobernante que han desarraigado cuerpo y alma de quienes habitamos los territorios en disputa. Particularmente la pieza Poema de Ave desvanecida está bajo esta lógica poética que manifiesta los conflictos geopolíticos que sustentan al poder político-económico a través de, en este caso, el crudo.

Con las mismas problemáticas, pero bajo la experiencia personal, ideología y sentires es que Milena proyecta, visualiza y realiza la serie Especies Acuñadas, a partir de su experiencia como orfebre y artista visual. En ella se cuestionan los vínculos entre el ser humano y las materias primas que contienen la tierra y el espacio que habitamos, algo así como el alma tangible de un territorio. Por ejemplo, en el caso de  Lota con el carbón o en Chuquicamata o Sewell con el Cobre. Aquí la artista encuentra una doble significación con la cual explorar, que se relaciona con el uso de los metales de la moneda nacional, en específico con la  moneda de $100 chilenos. Ésta, contiene una silueta de lo que se plantea como “una mujer mapuche”, pero que sin embargo no hay nada en ella que la identifique o peor aún, que nos vincule con este somero “gesto” de acercamiento hacia los pueblos ancestrales. Por lo contrario este gesto visibiliza el desarraigo y el distanciamiento con nuestras identidades.

Las condiciones tanto teóricas, estéticas y personales que rodearon los procesos de obras de cada una de las artistas, crean en conjunto una exposición que impone el poder de la acción ante las transformaciones de la sociedad, la ciudad, el cuerpo y el territorio que habitamos. El origen de ellas proviene directamente del Estallido Social. Mientras Paula y Milena trabajaban en sus correspondientes proyectos de tesis participaban activamente de la lucha en las calles. Por ejemplo, en una de las marchas Milena interviene el espacio público con la frase que da el nombre a la obra El Cuerpo Al Servicio De El Capital, haciéndose parte de la transformación visual que experimentaba mientras las voluntades de todos los chilenos se volcaban al ya memorable, “Hasta que la dignidad se haga costumbre”.

Estos y otros aspectos son los que unen a Paula Martínez y Milena Moena en una incitante, despabilante y potente exposición que se enmarca, reflexiona y versa sobre la experiencia sensible y artística de dos mujeres que habitan y cuestionan el territorio desde sus propios cuerpos.

 

 

 

Santiago, 1993. Historiadora del Arte por la Universidad de Chile. Ha trabajado en Mediación (MNBA) y en investigación museográfica (SNPC) con énfasis en el periodo de Chile Republicano. Su interés tiene que ver con el vínculo entre el ejercicio historiográfico, la divulgación y la mediación.

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